Panorama macroeconómico del Reino Unido: un panorama complejo
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La economía británica sigue navegando por un panorama complejo. El crecimiento económico en 2024 ha superado las expectativas hasta el momento, con una expansión del PIB del 0,4% en mayo tras un crecimiento plano en abril, lo que sugiere un crecimiento continuado en el segundo trimestre. Aunque la inflación ha mejorado significativamente, ha subido ligeramente hasta el 2,2% en julio desde el 2,0% de junio. Sin embargo, el inesperado descenso de la inflación de los servicios del 5,7% al 5,2% ofrece cierto respiro. Se trata de una evolución positiva, aunque la volatilidad de este componente hace que no puedan descartarse totalmente las presiones inflacionistas.
La confianza de los consumidores ha mejorado durante cuatro meses consecutivos, alcanzando -13 en julio frente a -24 en marzo. El crecimiento real de los salarios, del 2,2%, ha ofrecido cierto alivio a los hogares, pero este alivio se ve atenuado por el aumento de la tasa de desempleo, que actualmente se sitúa en el 4,4%. El mercado inmobiliario presenta un panorama contrastado; el aumento de los compromisos hipotecarios indica una actividad renovada, que se corresponde con datos de nuestra cartera que muestran un aumento de las nuevas originaciones. Mientras tanto, los datos de morosidad hipotecaria ponen de relieve la continua tensión financiera que sufren ciertos segmentos de propietarios de viviendas.
En una medida notable, el Banco de Inglaterra bajó los tipos de interés 25 puntos básicos, hasta el 5%, lo que supone el primer recorte desde la pandemia. Aunque este recorte pretende estimular el crecimiento y apoyar el mercado inmobiliario reduciendo los costes de endeudamiento, el banco ha advertido que no se debe esperar un descenso sostenido de los costes de endeudamiento.
En general, la economía del Reino Unido se encuentra en una fase de transición, mostrando signos alentadores de progreso con la disminución de la inflación y la mejora de la confianza de los consumidores. Sin embargo, los retos persistentes, como el aumento del desempleo y las señales contradictorias en todos los sectores, justifican una perspectiva prudente.